Resumen
El artículo busca comprender los proyectos educativos y laborales de jóvenes de familias hortícolas en el cinturón verde del partido de General Pueyrredon (PGP). Así, a partir del análisis de los itinerarios educativos y laborales y sus proyecciones intermedias en estos ámbitos, se buscará comprender qué planes configuran los jóvenes vinculados al espacio rural y, en particular, a la producción hortícola. Considerando la heterogeneidad de itinerarios, se evidenciará cómo los proyectos futuros cuentan con diferentes grados de compromiso con el espacio rural y con la producción; evidenciando diferentes modos de “permanecer rural”. Se realiza este estudio a partir de un enfoque cualitativo mediante entrevistas en profundidad realizadas a jóvenes de familias durante 2018 y 2022.
PROYECTOS EDUCATIVOS; JUVENTUD RURAL; ARGENTINA
Resumo
O artigo busca conhecer os projetos educacionais e profissionais de jovens de famílias horticultoras no cinturão verde do município de General Pueyrredon (PGP). Desse modo, a partir da análise dos itinerários educacionais e profissionais e suas projeções intermediárias nesses âmbitos, buscar-se-á compreender quais planos os jovens vinculados ao espaço rural e, em particular, à produção horticultora fazem. Considerando a heterogeneidade dos itinerários, será evidenciado como os projetos futuros contam com diferentes graus de compromisso com o espaço rural e com a produção, evidenciando diferentes formas de “permanecer rural”. Este estudo foi realizado com uma abordagem qualitativa, com entrevistas realizadas em profundidade com jovens de famílias durante 2018 e 2022.
PROJETOS EDUCACIONAIS; JUVENTUDE RURAL; ARGENTINA
Abstract
The present article aims to understand the educational and work projects of young people from horticultural families in the green belt of the municipality of General Pueyrredon (PGP). Through the analysis of educational and work itineraries, and their intermediate projections in these areas, we will try to understand the plans affecting young people connected to the rural space, particularly in horticultural production. Considering the heterogeneity of the itineraries, we will show how the future projects have different degrees of commitment to the rural space and to production, highlighting different ways of “rural belonging”. This study uses a qualitative approach, with in-depth interviews conducted with young, family people during 2018 and 2022.
EDUCATIONAL PROJECTS; RURAL YOUTH; ARGENTINA
Résumé
Cet article cherche à mieux connaître les projets éducatifs et de travail relatifs aux jeunes issus de familles horticoles dans la ceinture verte de General Pueyrredon (PGP). À partir de l’analyse des parcours de formation et de travail et de leurs projections intermédiaires dans ces environnements, nous chercherons à comprendre quels projets élaborent ces jeunes liés à l’espace rural et, plus particulièment, à la production horticole. Compte tenu de l’hétérogénéité des parcours, on montrera comment les projets futurs génèrent différents degrés d’engagement envers l’espace rural et la production, mettant en évidence différentes manières de “rester rural”. Cette étude privilégie une approche qualitative réalisée par le biais d’entretiens approfondis avec ces jeunes dans leur milieu familial au cours des années 2018 et 2022.
PROJETS ÉDUCATIFS; JEUNESSE RURALE; ARGENTINE
DESDE LOS ESTUDIOS SOCIALES, LA EDUCACIóN Y EL TRABAJO SE PRESENTAN COMO DOS esferas vinculadas históricamente a la etapa juvenil, por ser donde los sujetos pasan de una a otra, no sin momentos de tensión, de salida y entrada a uno u otro o mismo de complementariedad entre ellos (Attias-Donfut, 1996; Jacinto, 2018; Roberti, 2017). No obstante, los estudios sociales de las juventudes solían centrarse en la dinámica de pasaje entre un espacio y otro para jóvenes de espacios urbanos, dejando de lado las particularidades de aquellos de zonas rurales (Nessi, 2020).
Para los espacios rurales es en los últimos años que empiezan a evidenciarse nuevas dinámicas que atraviesan a los jóvenes, poniendo en valor aspectos derivados de sus relaciones con otros, de sus intereses, expectativas y posibilidades (Breitenbach, 2021; Calvo et al., 2015; Lemmi et al., 2021) como también su múltiple inserción en espacios de la educación, el trabajo, la familia, la cultura, entre otros (Kessler, 2006). Por ello, las preguntas por el arraigo rural, históricamente ligadas a la carrera dentro de la rama agropecuaria y, con ello, del desarrollo rural (Dirven, 1995), toman un nuevo cariz.
Por sobre todo, porque se ha comenzado a hacer hincapié en la capacidad reflexiva de estos jóvenes tanto en torno a sus experiencias como en su inserción como actores sociales en sus lugares de pertenencia. De allí, su participación en las producciones agropecuarias se complejiza no solo como mano de obra productiva, sino que también respecto a qué piensan y qué quieren en torno a ellas, como también en otros espacios, como el educativo. De allí, la ruralidad para los jóvenes se complejiza al tomar en consideración nuevos espacios vitales que se articulan de manera diferencial para ellos.
Esta situación se da para aquellos jóvenes de la horticultura, producción de verduras y hortalizas que se orienta al consumo interno del país. Los últimos años el interés por las juventudes vinculadas a esta producción ha ido en aumento (Lemmi et al., 2018, 2021; Moretto et al., 2021; Nessi, 2021; Schmuck, 2022) considerando su relevancia en esta producción y por las propias condiciones que esta posee vinculadas al carácter migrante de sus productores, a la forma de comercialización destinada principalmente al mercado interno y por sobre todo por su modo de organización y su emplazamiento. Al ser una producción organizada familiarmente, los jóvenes transitan muchas veces desde temprana edad en esta producción como parte de la estrategia del hogar para mejorar los ingresos (Attademo et al., 2013). A su vez, el estar emplazada en las cercanías de ciertas ciudades principales del país le otorga condiciones de heterogeneidad respecto a la ruralidad y urbanidad, abriéndole a los jóvenes, no sin los obstáculos específicos, nuevas inserciones laborales y educativas tanto en el espacio rural como en movilidad a la ciudad.
Por ello, analizar sobre sus futuros es un modo de problematizar sobre las posibilidades del arraigo rural y del modo en que las nuevas generaciones quieren insertarse en estos espacios: ¿Qué nuevas formas de permanecer rural se encuentran en estas dinámicas? ¿Qué articulación tejen los jóvenes respecto a la educación y al trabajo para ello?
Este artículo busca interpretar los modos en que los jóvenes de la horticultura articulan los espacios de educación y trabajo en sus proyectos a futuro. Desde la interpretación de sus aspiraciones futuras y el modo en que buscan acercarse a ellas, se propone ser un aporte a los estudios sobre las juventudes y el arraigo a partir de problematizar un estudio de caso: los jóvenes de familias hortícolas del cinturón verde de General Pueyrredon1 (Argentina). Preliminarmente, se sostiene que, por las propias condiciones del espacio hortícola, el vínculo a futuro con la producción hortícola y el espacio rural estará permeado por las formas actuales de articulación de los espacios de la educación y el trabajo de los jóvenes. A través de un enfoque cualitativo mediante entrevistas en profundidad a jóvenes, se focalizará en los futuros que éstos trazan y el modo en que tejen experiencias de sus trayectorias a tal fin.
A modo de ordenamiento se presentan cinco apartados. El primero corresponde a esta introducción. En el segundo se identifican las conceptualizaciones en torno a la proyección a futuro en su particularidad juvenil. El tercero establece el abordaje metodológico y una breve caracterización del caso. El cuarto se refiere al análisis de los proyectos educativos y laborales y su intersección en los itinerarios juveniles. Por último, las consideraciones finales de este artículo.
Un abordaje de los planes y proyectos juveniles
Para los espacios rurales, el lugar de los jóvenes fue inicialmente invisibilizado por creer que era un actor destinado a la extinción por las dinámicas de migraciones hacia las ciudades y el despoblamiento rural (Kessler, 2006; Nessi, 2020). Poco a poco esta premisa se fue derribando para dar lugar a ejes que problematicen el lugar de los jóvenes en la ruralidad y, sobre todo, su aporte para evitar el desarraigo en estos espacios. Si bien hubo un cambio en la perspectiva de análisis, aun para esos años seguía estando en foco las producciones agropecuarias como único espacio para la vida de los jóvenes rurales (Dirven, 1995). Desde la década del 2000 se han comenzado a problematizar las trayectorias de las juventudes rurales y periurbanas desde diferentes disciplinas sociales y humanas buscando no solo indagar sobre el rol de éstas en las producciones agropecuarias, sino también aquellos aspectos sociales, intersubjetivos y subjetivos que se dan en los tránsitos por ella. Así, se ha evidenciado que los itinerarios vitales de las juventudes rurales se presentan cada vez más diversificados y alejados de pasajes lineales a la adultez (Bevilaqua Marin & Andreu, 2009). Estos itinerarios son transitados no solo en la producción agropecuaria sino en espacios de la cultura, la participación política, la educación y mismo en otras inserciones laborales (Breitenbach, 2021).
En la especificidad hortícola, las condiciones de su conformación empiezan a dar nuevas instancias de inserción para los jóvenes. En líneas generales, es una producción que se organiza familiarmente, motivo por el cual desde temprana edad sus diferentes miembros se insertan en ella. Los jóvenes se insertan en tareas tanto dentro de la producción, desde la siembra hasta el empaquetado, como aquellas por fuera de ella, como el comercio y el transporte. Por ello, para las juventudes suele presentarse con relevancia en sus vidas por la trayectoria que a corta edad ya tienen con la producción. Para algunos de ellos, esa inserción se da desde un modo flexible y como acompañamiento, mientras que para otros se ancla en la responsabilidad total, al igual que la de los adultos (Nessi, 2021).
A su vez, es una producción que se emplaza mayormente en cercanías a ciudades en centro del país, en espacios periurbanos donde confluyen espacios netamente rurales y otros donde se entretejen condiciones de la ruralidad y de urbanidad. Entre los múltiples espacios donde se desenvuelven los jóvenes, el lugar de la educación se presenta habitualmente como modo de acceso a otros futuros (Moretto et al., 2021).
La educación y el trabajo se presentan como dos ámbitos centrales en la vida de los jóvenes, porque es el momento vital donde incursionar en ellos implica decisiones, estrategias y expectativas, vinculadas a la búsqueda de la identidad y autonomía (Álvarez Valdés, 2021). Así, la articulación de la educación y el trabajo no es novedosa para los jóvenes de la horticultura, ya que muchos son la segunda generación e incluso han nacido en Argentina y se han insertado desde temprana edad en la educación formal (Benencia & Quaranta, 2018; Moretto et al., 2021; Nessi, 2021). En este sentido, han podido insertarse en la educación formal obligatoria hasta el nivel secundario e incluso hacerlo en niveles superiores o de instancias formales no obligatorias, como formación técnica y de oficios. La inserción en el ámbito educativo no supone necesariamente una total exclusión de la participación en ambos espacios porque para muchos de ellos se presenta como un medio para poder mantenerse en los estudios (Benencia & Quaranta, 2018; Lemmi et al., 2018).
Acercamiento desde la fenomenología social
No obstante, qué es lo que esperan a futuro de ambos espacios y por sobre todo, la forma de vincularse con la horticultura y el espacio rural requiere problematizarse desde conceptualizaciones que se intersecten a los estudios juveniles y que posibiliten complejizar nuevas dimensiones de la proyección futura, principalmente tomando el rol activo de las juventudes en sus propios itinerarios. Así, la fenomenología social ha puesto foco en las temporalidades futuras a partir de complejizar las motivaciones de los actores, identificando aquellas “por” y “para” (Schutz, 2015). De allí, desde las segundas es donde la acción cotidiana actual adquiere un carácter pragmático orientándose a los resultados esperados a futuro de ellas (Muzzetto, 2006). Esto es posible gracias a las relaciones sociales que se trazan los actores en diferentes espacios que les posibilitan tener acervos de conocimiento conformados por experiencias sedimentadas intersubjetiva y subjetivamente (Schutz, 2015).
A partir de ese acervo de conocimiento es que se trazan proyectos de acción de diferentes grados de complejidad orientándose a un plan vital que los conjuga. Los actores se orientan a ejecutar sus planes mediante instancias intermedias y otras que se proponen como alternativas frente a ciertas imposibilidades que se les presentan en la ejecución de su plan. De hecho, en ocasiones es posible que ciertos proyectos queden truncos producto de las propias condiciones donde se encuentran.
Por ello, si bien la sociedad actual plantea incertidumbre sobre los posible futuros (Bauman, 2008), es posible para los actores proyectarse a partir de los acervos de conocimiento y las expectativas de los espacios donde se desenvuelven. La posibilidad de desarrollar proyectos alternativos es una forma de reflexividad de los actores para hacer frente a las posibles contingencias de la propia realidad (Schutz, 2015). Por sobre todo, considerando que los planes y proyectos tienen un anclaje en las condiciones sociales, culturales e históricas (Schutz, 2015; Wagner, 1982) que posibilita o constriñe posibilidades de acción tanto estructuralmente (como acceder a ciertos servicios o bienes) o culturales (modos de actuar, representaciones o valoraciones).
Aspectos metodológicos y delimitación del caso
A partir de lo expuesto, es mediante un enfoque cualitativo de investigación que se buscará indagar sobre las significaciones e interpretaciones de los jóvenes en torno a sus proyectos y planes de vida (Eberle, 2014). Mediante la reconstrucción de sus relatos de vida es posible identificar como narran sus experiencias en los ámbitos de la educación y del trabajo como también sobre sus proyecciones a futuro a partir de las sedimentaciones de sus pasados. El estudio de los relatos de vida como parte del enfoque biográfico posibilita indagar no solo en momentos clave de la vida de los actores sino cómo son traídas en las narrativas al momento de la entrevista (Meccia, 2019).
Por ello, se utilizaron entrevistas en profundidad a jóvenes de familias hortícolas en formato presencial y virtual. Las entrevistas eran semiestructuradas asentándose en tres núcleos temáticas genéricos que posibiliten el acercamiento a: (a) las experiencias de los jóvenes en los ámbitos laborales y educativos; (b) los planes futuros; (c) los proyectos intermedios y alternativos. De esta forma, fue posible dar lugar a las narrativas de los jóvenes que ponderen su paso por un espacio y otro, permitiendo emerger el lugar que le otorgan a la producción hortícola y al espacio rural en sus itinerarios futuros.
Siguiendo las normas éticas de la investigación social, luego de informar a los jóvenes sobre los fines de la investigación, el anonimato y confidencialidad de la información recabada y el marco en el cual se realizaba, se procedía a solicitar permiso para grabar el audio de las entrevistas. Con la aceptación, se grababan los encuentros en audio para luego transcribirlas por escrito.
A partir de las transcripciones, se llevaba a cabo el análisis mediante el paquete ATLAS.ti, a través de una codificación abierta en torno a las dimensiones anteriormente planteadas. Con la sistematización de las citas en los diferentes códigos y categorías, se procedió a la articulación con los postulados teóricos de la investigación.
La muestra es de carácter no probabilístico e intencional, tomando dos técnicas para incorporar casos, y se encuentra conformada por 25 jóvenes de 18 a 29 años. Por un lado, recorriendo el territorio para iniciar un primer contacto con jóvenes. En segundo lugar, mediante el método bola de nieve para dar pares juveniles. De esta manera, se ha garantizado la incorporación de casos que respondan a diferentes características del caso de estudio tomado en esta investigación. Se retoman aquí los relatos de siete jóvenes de mayor significatividad.2
En este sentido, debe considerarse que el cinturón verde del partido de General Pueyrredon es un espacio heterogéneo donde las familias vinculadas a la producción hortícola se emplazan. El cinturón se encuentra en los alrededores de la ciudad de Mar del Plata, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, entre las rutas 2, 88 y 226 (Figura 1).
Ubicación del cinturón verde del partido de General Pueyrredon, provincia de Buenos Aires, Argentina
Dentro del cinturón se encuentran condiciones de neta ruralidad, principalmente aquellas alejadas de las rutas de acceso a la ciudad centro, Mar del Plata. En ellas prevalece la producción agropecuaria como principal rama de ocupación de los jóvenes según datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, 2010). La producción de verduras y hortalizas es la principal actividad de las familias que se emplazan en los diferentes puntos de este espacio, como también se desenvuelven en actividades derivadas de ella, como la comercialización y el transporte (Zulaica et al., 2012).
En dichas zonas, se encuentran escuelas rurales de nivel primario que suelen tener estrategias de plurigrados y escuelas secundarias en diferentes puntos del cinturón. Las zonas de cercanía a las rutas de acceso a la ciudad empiezan a presentarse como confluencia de diferentes actividades productivas, siendo que incluyen sectores industriales como el Parque General Savio, donde se encuentran diferentes industrias alimenticias, metalúrgicas y químicas. De la misma forma, para muchos jóvenes la cercanía a las rutas de acceso les posibilita acercarse a ciertas ofertas de la ciudad marplatense. Para el espacio educativo, a las instancias superiores terciarios y universitarios. Respecto a lo laboral, al turismo y el comercio (Nessi, 2021).
Como características generales de los jóvenes se encuentra que forman parte de familias vinculadas a la horticultura. Debido a que la conformación histórica del mercado de trabajo se efectuó a través de la migración desde Bolivia, los jóvenes se presentan como parte de la comunidad boliviana o como “paisanos”,3 aunque muchos de ellos pertenecen a la generación hija de migrantes. Esto se vincula a la doble identificación de las generaciones hijas de migrantes con el lugar de origen de sus familias y el de su nacimiento (Gavazzo, 2019). Por ello, en cuanto al perfil educativo, la generación joven de estas familias suele ser la primera en finalizar la educación secundaria obligatoria tanto como ingresar a los estudios superiores. Así, se presenta como un proyecto familiar la posibilidad de inserción en el nivel superior.
Respecto al perfil laboral, los jóvenes suelen insertarse en la producción hortícola como parte de la estrategia familiar y en ocasiones logran diversificar sus trayectorias en otras ramas de cercanía como el turismo, el comercio y la industria. Las inserciones suelen ser informales y temporales, considerando que lo hacen tanto en momentos de contraestación de la producción hortícola para complementar esta actividad como en mercados laborales que se caracterizan por poseer condiciones precarias de inserción (Nessi, 2021). Tal es el caso del turismo, que suele contratar personal para periodos cortos del año y bajo condiciones de informalidad (Gordziejczuk & Mikkelsen, 2016).
Proyectos juveniles en torno a la educación y el trabajo: Nuevas formas de permanecer rural
Las formas en que los jóvenes de las familias hortícolas del cinturón del PGP en Argentina sedimentan sus experiencias vitales y conforman sus acervos de conocimiento a mano abren tres tipos de proyecciones en torno a la educación y al trabajo y en cuanto al espacio rural: (a) aquellos que se vinculan desde sus profesiones a espacios del espacio rural pero fuera del espacio productivo; (b) aquellos que se quieren vincular a la horticultura y se forman para tecnificarse en ella; (c) aquellos que buscan estudiar, pero se mantienen en la horticultura por apoyo familiar.
Educación para la ruralidad: Pertenencia como motivación
En primer lugar, se encuentran tres jóvenes cuyos planes se orientan a mantenerse en la educación formal superior a fin de retornar al espacio rural desde sus profesiones, pero lejos de la participación en la horticultura. Marta, Anahí y Delfina han estado vinculadas a la horticultura a temprana edad desde un marco de flexibilidad que les posibilitaba comenzar a desenvolverse en otros espacios.
Desde la sociología como carrera universitaria, el interés de Marta se encuentra en dedicarse a la especificidad de la investigación académica en torno a la comunidad hortícola: “por ahí más que nada, por ahí lo que es investigación o hacer proyecto de extensión con la comunidad. Ser profesora o ser becaria”. De allí es que despliega proyectos intermedios, siendo el más próximo la finalización de la carrera: “De la tesis por ahí tengo una idea vaga, pero muy, muy nada... por ahí yo lo que quería hacer más del tema de la identidad”.
Para ella esto surgió por su paso por la carrera y el intercambio con compañeras que debían realizar su trabajo final. Así, los contenidos de la universidad le posibilitaron poner en cuestión su propia realidad para tornarla parte de un proyecto de investigación propio:
Como que yo doy las cosas muy por sentado porque es como que uno se cría, piensa que todo es natural. Entonces empiezo más a reflexionar acerca de eso. Y después, bueno me llevo pensar, llegué a pensar eso y bueno, también me incentivaba a que estudié eso.
De hecho, para ella se presenta esto como una contradicción “pero también lo dudo… hasta qué punto puedo estudiar a mis propios amigos, a mi propia familia”. Por ello, despliega proyectos alternativos: “y si no se cumple [la investigación], yo creo que me iría a la docencia en secundario”. De esta forma, para Marta su plan futuro se encuentra todavía vinculado a su comunidad, porque ella espera devolver a su comunidad los aprendizajes, poniendo en valor las virtudes que tienen como tal:
Por ahí desde mi expectativa, por ahí estoy estudiando todo esto, como que también, bah, no sé, como que sí, me gustaría que aprendan o por ahí valoren o ver como desde lo más humilde, o sea desde lo que es nuestras raíces, en ese sentido sí me gustaría.
Por ello, su plan de vida se vincula con una forma de estar en lo rural y traer a cuenta a la horticultura, la comunidad boliviana y su cotidianeidad en vínculo con ellas.
Por su parte, Delfina busca desde el trabajo social vincularse con el espacio de la salud en el espacio rural:
A mí me gustaría trabajar en el área de salud, siempre me gustó. En el hospital, una clínica o ya sea en una... en las obras sociales también se trabaja. Me gustaría trabajar en esa área. Me gustaría trabajar con la gente de las quintas [establecimientos hortícolas], de los campos, porque uno se familiariza, uno se identifica.
Desde la educación obligatoria ella buscaba estudiar una carrera universitaria: “yo quería seguir estudiando porque era mi meta o mi objetivo recibirme, tener una carrera y aproveché el apoyo que me daba mi madre, mucho apoyo familiar y seguí y ahora estoy en el último año de trabajo social”.
En tanto a la elección de su profesión, Delfina señala que deriva de un proyecto trunco en la carrera de derecho: “Yo primero había elegido para abogada. Porque no sé... quería ser abogada, estudiar derecho, pero después cuando entré no me gustó”.
De allí que sus proyectos intermedios se vinculan a la horticultura y la comunidad:
. . . estoy haciendo mi tesis, ya que venimos al tema, de mujeres para trabajar porque me gusta mucho trabajar con mi gente . . . yo estoy haciendo la tesis con una chica que trabaja en el INTA [Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria]. Ella es trabajadora social y trabaja en el INTA.
Incluso, es posible identificar que la carrera no es un ámbito propio de la horticultura, pero sí posee formas similares de actuar que a ella le recuerdan a su comunidad. Por ello, ella sostiene:
En la facultad de sociales somos todos así liberales, re-amigos, re-conocidos, es más familiar, es otro contexto, es otro ámbito, no es lo mismo. Yo me sentí re-cómoda en la facultad donde fui. Los chicos son muy buenos.
La importancia de sentirse parte de un ambiente “más familiar” es para ella lo que le posibilita ejecutar su proyecto intermedio orientado al plan vital de la profesión en trabajo. Para ella su futuro se vincula con seguir vinculándose con el espacio rural y la horticultura: “Me gustaría trabajar con la gente de las quintas, de los campos, porque uno se familiariza, uno se identifica, uno trabajó el campo, fue niño, fue un montón de cosas. Somos chicos de campo, al final”.
A partir de esta experiencia en conjunto con su directora, se empezaron a abrir posibilidades, como proyectos alternativos para lograr su plan de vida, aunque alejado del área de salud, pero manteniendo el vínculo con los productores:
. . . me dice que puedo quedar también para trabajar en la organización como trabajadora social o trabajar en el INTA también con los programas Prohuerta o con distintas cosas. Ahí hay muchas trabajadoras sociales trabajando con políticas públicas para los productores, todo eso.
Por último, Delfina establece como proyecto alternativo la educación rural con familias de horticultores. Al hacerse eco de las condiciones de posibilidad de la inserción laboral de la carrera de trabajo social, sostiene:
Para salud es más complicado entrar porque ahí tenés que hacer pruebas de ingreso, capacitarte más en las residencias, hay mucha competencia, ya que muchos profesionales quieren trabajar generalmente en esos puestos o en esa área siempre hay alguien que está adentro y te hace ingresar.
Por eso, frente a la incertidumbre del mercado laboral, ella busca diversificar sus opciones, pero sigue estando el vínculo con la ruralidad como condición:
Me gustaría trabajar en una escuela rural con la gente de las quintas . . . tengo que hacer un curso de docente, una capacitación docente para trabajar para las escuelas porque ahora te piden eso. . . . A mí me gustaría trabajar en el área de salud, pero voy a hacer el curso como una herramienta más para poder insertarme laboralmente porque para estar en una escuela como orientadora social [lo] necesito.
Por último, se encuentra el caso de Anahí, también orientada a la profesión de trabajo social:
Desde el trabajo social me gustaría, creo que hay mucho para hacer eso y aportar a la organización para que se organicen, no sé, por los derechos de que lo tienen todos como seres humanos, como cualquier otro. Pasa que a la gente no sé, del campo, yo siento, veo, no sé, que muchas personas se abusan quizás porque no conocen o no saben leer, o no tienen conocimiento de sus derechos ¿viste? y muchas personas se abusan de eso y quizás las explotan, las hacen trabajar por monedas, no les dan obra social, todas esas cosas. Me gustaría especializarme en el tema de trabajo, en el tema de trabajo agropecuario. . . . Me gustaría [trabajar] con el productor, o quizá trabajar en una escuela rural. Me encantaría que en Colonia Barragán hubiera, pero no hay trabajadora social en el equipo, no. No tiene... Me gustaría trabajar con el sector.
Para ello, desenvuelve proyectos intermedios para especificar su carrera:
. . . quizás o sea cuando ya me reciba hacer alguna cosa sobre derechos humanos cuando salen ¿viste? en la facultad nos dicen que está esta posibilidad. Si me inscribo y me interesa. Me interesaría profundizar más sobre, capacitarme más sobre lo que es el trabajo con la gente digamos, de lo rural digamos, de lo mío, me gustaría capacitarme más en eso.
Aunque con claridad en el plan, en su relato se observan proyectos intermedios: “Primero voy a trabajar de lo que haiga, tampoco con pretensiones”. Por eso, contempla otras opciones laborales:
. . . ahora me gustaría trabajar de… yo sabía que en Miramar me había comentado mi supervisora hay chicas ehh, que están estudiando trabajo social pero que le falta yo qué sé, dos materias, cinco materias, como que ya le dan un trabajo estable y la esperan hasta que se reciba y ya las toman, a mí me gustaría hacer eso… Trabajar, yo qué sé, en un centro integrador comunitario o esas cuestiones ¿viste?, en los hogares de día, algo así, más relacionado con la profesión.
Anahí trae a colación experiencias en contacto con otros (como la supervisora) que le brindaron diferentes opciones que le brinda su carrera, incluso antes de recibirse para poder iniciarse en el ámbito laboral en esta carrera:
. . . y también sabía por otro lado ¿viste la salita de mi barrio [Parque Hermoso]? . . . Bah, esto me [lo] contó la doctora cuando yo fui un día. Me preguntaba que estaba estudiando y todo eso, y le dije, y me dice, bah, me comentó que la trabajadora social de ahí todavía no se había recibido. Yo no sabía eso, pensé que solamente debías tener el título. No, si, por eso, me gustaría trabajar así, estaría la posibilidad.
En síntesis, para estas tres jóvenes la educación se presenta como una forma de permanecer rural desde sus carreras, tomando en consideración las sedimentaciones que han hecho de sus experiencias vitales. El vínculo que aún mantienen con la comunidad, los aspectos positivos que observan en ellas y el sentido de pertenencia se ponen en juego en sus proyecciones futuras, buscando nuevas formas de continuar vinculándose al espacio rural y a la horticultura. Para ellas, el ser “chicos de campo” se presenta como una premisa para sostener su interés a futuro con la comunidad. Así, las carreras universitarias encauzan los itinerarios de estas jóvenes y con ello también sus expectativas a futuro.
Educación para la horticultura: Tecnificación como motivación
Como segunda forma de mantenerse en vínculo con la ruralidad, se encuentran los planes de tres jóvenes que buscan tecnificarse en distintas áreas para poder profesionalizar su inserción en la producción hortícola y sus eslabones de comercialización y transporte. Así, Claudia y Fernando señalan su trayectoria actual en la educación formal superior.
Claudia estudia la tecnicatura en seguridad e higiene y busca orientarse a trabajar en el propio mercado de abasto de productos hortícolas, donde actualmente se inserta como parte de las tareas de comercialización de la producción de su familia. De hecho, fue por la propia dinámica del mercado que conoció la carrera:
. . . los técnicos de seguridad e higiene, en cualquier tipo de empresa, también puedo en este lugar. No solamente en este lugar, sino también en muy aliado a la agricultura, supervisarlo ahí, como yo soy técnica, bah si me llego a recibir, podría ser la que esté ahí.
Por intereses personales, Claudia seguirá sosteniendo “prefiero quedarme en el campo, uno ya se acostumbra, me siento más tranquila”. Además de poder dedicarse a la agricultura desde su carrera, también despliega proyectos alternativos, a través de opciones de trabajo en el mercado: “Por ejemplo, acá, el mercado tiene técnicos, yo habló muchos con ellos, para sacarles información”. Este proyecto surge del accionar cotidiano, a partir de su trabajo en el mercado de abasto.
En el caso de Fernando, en su plan de vida, la horticultura se encuentra presente, aunque de manera diferente a como lo realiza actualmente. Para él, el trabajo en la producción sería a través de una profesión que le permita “salir a los campos”: la ingeniería agrícola, ya que en el cinturón existe la denominada “receta agronómica” que busca regularizar el uso de agroquímicos. Así señala:
Fernando - Me gustaría ser cuando sea grande o cuando sea mayor, bah… ¿Cómo se llama esto? Ingeniero… ingeniero agrícola… pero… Lo dudo mucho que llegue… o sea, porque si no estudié hasta ahora: ¿Qué voy a estudiar? Ya casi tengo 20.
Entrevistador - ¿Por qué ingeniero?
Fernando - Porque esa carrera me gustaría, porque me gusta… no sé por qué… viste que salen a los campos y eso, por esas cosas…
Ante la pregunta sobre realizar otra actividad por fuera de la hortícola señala: “me gustaría, puede ser… no sé porque ahora lo único que sé es trabajar y hacer quinta, nada más”. Por ello, esta limitación del conocimiento de otras actividades es lo que le impide proyectarse en otras ocupaciones, y su plan tiene un anclaje en las posibilidades que le brindaría tecnificarse en la producción de verduras.
Fernando tiene ese plan, y para ello ejecuta proyectos intermedios que le posibilitarán acceder a él. Respecto a esto relata:
. . . me gustaría… tendría que estudiar… trabajar en el día estudiar en la noche… o si se puede en el día, también, no sé… porque tengo amigos que claro, ya están haciendo un año… yo iba a entrar con ellos, pero bueno.
No obstante, frente a la situación del país, señala que tiene como alternativa la vuelta a su lugar de origen, Bolivia:
. . . me quiero ir a mi país, porque acá es muy difícil las cosas, las cosas acá suben y si gano acá plata para irme a Bolivia, ¿Cuánto me queda? y encima llegas, le das $100 acá allá te dan 12 bolivianos y hay diferencia. Allá podría trabajar de lo que sea.
En líneas generales, para Claudia y Fernando, entonces, el espacio de trabajo hortícola marca sus proyecciones futuras, siendo diferentes maneras de educación formal las que posibilitarían ese vínculo.
Educación para sus intereses, la horticultura como apoyo familiar
Como última forma de mantenerse en vínculo con la ruralidad, se encuentran quienes plantean a la educación y mantenerse en la ruralidad, pero donde la horticultura se encuentra solo como una manera de devolver a sus padres el apoyo y cuidado y no tanto como un proyecto personal. Belén y Anabel buscan entonces seguir con sus oficios e intereses.
Belén trabaja actualmente en la producción hortícola y en la comercialización de los productos que cosecha con su familia. En su plan de vida plantea la posibilidad de tener una profesión, aunque no sabe todavía cuál: “yo quiero estudiar, quiero tener una profesión, pero no... no dependería de la quinta yo, estoy entre medicina y policía, una de las dos cosas”.
Estas opciones derivan de las sedimentaciones de experiencias previas que le permiten justificar cada una de sus opciones:
Quiero yo intentar con medicina, para médico clínico. . . . Medicina porque me gustaba, como mi tía tenía sus libros y a veces los leía y me... Y cuando dejaba los libros los leía y me gustaba y bueno... sé que medicina es un poco complicado, pero me gustaría probar, ver qué tan capaz soy. . . . Policía no sé bien... me gusta... no sé por qué me gusta, me llama mucho la atención, aunque es peligroso y, esas cosas que dicen mucho, pero me sigue llamando la atención, no sé. Igual tengo entendido que son distintos tipos de policías, gendarme, todas esas cosas. La... DDI [Dirección Departamental de Investigaciones] creo que es, ¿no? Y después también están los locales, todas esas cosas.
Al corto plazo, se proyecta estudiando y manteniendo su ocupación en la producción: “Pienso estudiar, no sé qué bien todavía, pero creo que igual seguiría involucrada en la quinta o en el mercado”. Para ella la horticultura se presenta como una actividad en que “ir tantas veces ya me cansa o me agobia” en su proyección a futuro sostiene: “yo por el momento sí quisiera seguir trabajando en la quinta porque es algo que me gusta”. Además del gusto, se encuentra la posibilidad de un trabajo flexible con el tiempo:
Con la quinta, es un horario que puedo adaptar, es algo manejable que puedo alterar fácilmente, en cambio con el mercado es... lo tengo que cumplir y son esos dos días que me... que no podría hacer nada, el sábado y el domingo.
La ayuda a su familia también se mantiene como parte de sus proyecciones a futuro: “en la quinta me veo, no sé si con todo el tiempo que tengo ahora, pero igual seguiría ayudando, así que…”.
Por su parte, Anabel finalizó su itinerario escolar y actualmente se encuentra estudiando la carrera de enfermería. Por ello, remarca que como plan a futuro se encuentra trabajar en la maternidad de la ciudad de Mar del Plata:
Quiero hacer el licenciado en Enfermería . . . yo quiero hacerla en la Universidad... O sea, te toman los años que vos hiciste, los tres años llevas... llevas el título ya que lo hiciste, y de ahí te toman para empezar a hacer la licenciatura. En realidad, yo quiero trabajar en el materno... En la maternidad... con los bebés, me gusta más esa zona... me imagino en el materno, trabajando ahí… en maternidad, yo quiero maternidad.
Por eso, como proyecto intermedio para este plan sostiene: “O sea, yo quiero tener mi título, trabajar y de ahí estudiar para la licenciatura...”. Es decir, alcanzar el título terciario en enfermería es parte de su proyección intermedia y necesaria para lograr el título de licenciatura. Inclusive actualmente podría realizar ciertas actividades vinculadas a la enfermería, pero elige no hacerlo por el tipo de tareas que puede realizar. Ella quiere comenzar con aquellas que le genera interés:
. . . o sea yo quiero... terminar mi carrera y empezar con lo “guau”. Yo ya quiero ir con lo “guau”. . . . Lo “guau” es vacunar, poner sondas, curaciones ya extremas, en cambio lo básico es hacer higiene... higiene… Lo básico, tomar presión, pulso, temperatura, eso es lo básico.
Respecto a su plan vital de la licenciatura, estudiar en la universidad fue parte de sus proyectos truncos que se encontró mediado por su trabajo cotidiano en la horticultura. Las cargas horarias se le contraponían a su ayuda en el trabajo a sus padres y a su aporte al ingreso familiar: “En la universidad... me hubiera gustado ir, pero era muchas cargas horarias y no iba a estar mucho en mi casa, y tampoco los iba a ayudar en el trabajo a mis papás, iban a estar solos”.
Lejos de anclarse en este único proyecto, empieza a tomar las alternativas de proyecciones:
Especializarme en una materia, para dar clases también... quiero hacer de todo, y de ahí elegís la materia que querés dar. Y yo quiero elegir salud pública, que se encarga de ver cómo está la salud, cómo es la salud en la región, provincia, país y todo eso.
Por ello, para ella la participación en la horticultura tiene que ver con la ayuda a sus padres: “seguir ayudándolos a pesar de que tenga mi familia y todo, o sea en algo porque ellos estuvieron siempre conmigo y bueno... yo quiero vivir cerca de ellos”. Luego continúa sosteniendo que no es su interés personal, pero sí puede adecuarse a él si tiene vínculo con la propuesta familiar:
No en la horticultura, porque ya viví una infancia en la quinta y no quiero. A no ser que me encuentre un marido que sea de la quinta, porque como viste como te digo, la dueña del campo, su marido es del campo, de la quinta y ella es enfermera... Sí, por eso, algo así. Vos decís ¿Si te pasa algo así? bueno, si pasa, pasa.
Por ello, cuando ella retoma su pasado y cómo hoy en día se encuentra estudiando con éxito una carrera terciaria sostiene: “empecé de cero con un sueño y que llegué a ese sueño, como lo que te estaba contando ahora de que yo trabajaba en el campo, y del campo [paso] a [ser] una enfermera”.
En los relatos de Belén y Anabel se encuentran maneras donde se mantienen en la ruralidad desde nuevas profesiones y con inserciones por fuera del cinturón hortícola. En este sentido, el vínculo futuro con la producción radica en devolver la ayuda y el apoyo que le han otorgado sus padres, más que una parte de sus proyectos individuales.
Consideraciones finales
La delimitación de la juventud rural como actor con problemáticas en específico se ha conformado en los últimos años un tema de estudio en las ciencias sociales, por las diferencias con aquellos de espacios urbanos (Bevilaqua Marin & Andreu, 2009). Así, se ha empezado a pregonar por análisis que contemplen el rol activo que tienen los jóvenes sobre sus propios itinerarios y futuros, en cuanto a intereses, expectativas y capacidad reflexiva sobre las condiciones donde se insertan (Dirven, 1995; Calvo et al., 2015). Por ello, la comprensión del fenómeno del arraigo rural es un problema vinculado fuertemente a las nuevas generaciones, por el lugar que se les otorga en el futuro de las producciones agropecuarias (Breitenbach, 2021).
A lo largo del artículo se ha podido identificar que el espacio rural les brinda a los jóvenes condiciones disimiles de vida. Así, se presentan tres formas en que los jóvenes de familias hortícolas del cinturón verde de General Pueyrredon articulan el ámbito educativo y laboral en sus planes futuros respecto al espacio rural y la horticultura.
Los proyectos educativos de los jóvenes se orientan a diferentes facetas de la vida en la ruralidad, siendo que la formación para la horticultura se presenta parcialmente como parte de ellas. Si bien Benencia y Quaranta (2018) identifican que los jóvenes se vinculan a la producción como medio para insertarse en otras ramas, lo cierto es que la formación profesional les permite a los jóvenes diferentes formas de permanecer rurales, de ser “chicos de campo” según sus propios intereses y expectativas de futuro. Para los jóvenes analizados en este artículo, se evidencia que no hay un rechazo a la producción hortícola, sino que las juventudes buscan modos de seguir aportando a ella desde sus nuevos intereses derivados de sus estudios de nivel superior o técnico. En este sentido, se mantiene la valoración positiva de la educación señalada por Lemmi et al. (2018), pero por el aporte que les brinda para repensar sus futuros profesionales.
La posibilidad de complejizar el modo de conformación del futuro y los planes y proyectos de los jóvenes, a través de los aportes de la temporalidad realizada por Schutz (2015), permite evidenciar que existen nuevos arraigos rurales posibles, gracias al acceso de jóvenes a diferentes instancias de educación formal. De la misma forma, el hacer foco en las interpretaciones y significaciones (Eberle, 2014) que hacen los jóvenes de la producción hortícola ayuda a comprender los nuevos vínculos que tejen con ella. Por ello es que desde los propios jóvenes es posible identificar los modos de fomentar el arraigo rural, sintetizando proyectos individuales y colectivos.
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1
Por ordenanza nº 6.324 de promulgación el 8 de septiembre de 1985, el nombre del partido, acorde con el prócer epónimo, no lleva acento ortográfico (Municipalidad del Partido de General Pueyrredon, 1985).
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2
Al retomar el objetivo de estudio de este trabajo, se decidió tomar como límite inferior la edad de finalización de la educación obligatoria en Argentina, para dar cuenta de nuevas trayectorias que trazan los jóvenes. El límite superior se contempla a los 29 años, como se suele estipular en los estudios juveniles (Nessi, 2020) y por la propia conformación de la muestra.
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3
Concepto que utilizan quienes forman parte de la comunidad boliviana en contraposición a los “criollos”, que serían los de origen argentino.
Agradecimientos
Este artículo fue posible gracias a los financiamientos de Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), mediante la beca doctoral por temas estratégicos (2018-2024), dirigida por el Dr. Gabriel Nardacchione y la Dra. Mercedes Ejarque, y del Proyecto de Reconocimiento Institucional de Investigaciones (PRII) “El año que vivimos intensamente. Momentos bisagra en la experiencia estudiantil del primer año de cursada en cuatro universidades públicas”, dirigido por el Dr. Andrés Santos Sharpe y codirigido por la Mg. María Virginia Nessi.
Disponibilidad de datos
Los datos no pueden ponerse a disposición del público. No pueden ser enviados individualmente y a voluntad, sino que forman parte de un repositorio institucional de UBA y CONICET que todavía se encuentra en preparación.
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Cómo citar este artículoNessi, M. V. (2024). ¿Chicos de campo? Proyectos educativos y laborales de jóvenes de la horticultura. Cadernos de Pesquisa, 54, Artículo e10727. https://doi.org/10.1590/1980531410727
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